La Villarreal o la "Villa" como yo suelo llamarle, mi segunda casa por el momento y que en ella he encontrado varios lugares de los cuales quisiera escribir, pero hoy solo me animé por uno, claro mis ánimos tienen que ver porque es una tarea que debo realizar.
Este sitio fue uno de los que conocí como cachimbo. Para llegar a él tienes que atravesar uno de los salones a los que puedes ingresar fácilmente tan fácil como destapar una olla. Que antes por la falta de iluminación parecía una sala de interrogación de la policía en las series "gringas". Al ingresar a esta peculiar aula te das cuenta de inmediato de una puerta, al cruzar ésta de inmediato sientes la brisa del viento cómo si estuvieras en un campo a las afueras de la ciudad. El lugar es amplio, aunque no muy limpio que digamos, pero eso no me interesó porque el lugar es perfecto para estar solo o al lado de los amigos y ponerse a pensar o conversar cualquier cosa que se te ocurra en ese instante. Es cómo si estuvieras en un balcón gigante, dónde nadie te note, pero tu si puedes verlo todo. Bien puede ser el exterior, exactamente el jirón Cañete, o el interior de la universidad, aquella pequeña plaza donde el lanzón lo ve todo. Quizá no sea bueno describiendo, pero aquel que no haya ido a este lugar no sabe lo que se pierde si le gustan los sitios para pensar. Yo lo encontré porque tuve clases ahí, pero que si no hubiera sido así igual lo hubiera encontrado cómo he encontrado otros a los que llegué simplemente de curioso recorriendo la villa.
